Mi querido amigo Aitor LS, antes Suso, Galuuuuu desde hace poco y “Gregorio” (por Gregario de lujo) para mí, se lesionó hace un mes (dice que las cervicales, yo le digo que la edad y se va a enterar cuando llegue a la mía) e iba a renunciar al Half de Pamplona. La fecha para “tirar” del seguro había pasado así que menciona en el whattsapp si alguien quiere hacer el half. Yo como cerebro tengo poco…. ya os imagináis la decisión.
Total que me apunta, cambio de dorsal incluido y después de una semana de calor y buen tiempo, dos días antes de la fecha, viene el cambio y con 10 grados salimos de Vitoria hacia Aritzaleku. Este es un club especial y a pesar de las obligaciones familiares que todos tienen, JaviR, Hugo, Rubén y Aitor no hacen más que ofrecerse para hacernos la logística (que al nadar a 40km de Pamplona no es fácil).
A mediodía ya estamos en Aritzaleku Manu, Roberto y yo. Tantas bolsas bolsas (roja, verde, azul) y pequeñas cosas que se te pueden olvidar hacen que los nervios afloren rápido. Vamos a comer al bar del camping. Manu trae un arroz que tiene una pinta cojonuda y Rober y yo pedimos el menú. El plato de pasta viene acompañado de salsa de roquefort o carbonara. “Joder, un montón de nata 1 hora y media antes del triatlón no sé si es lo más adecuado…”, pienso para mí. Pero al hambre aprieta… De segundo, pollo a la plancha. Le digo que no quiero patatas fritas, mientras que Roberto se lo come toooodo. Si nos viera Daniiiii!
Media hora antes de empezar nos ponemos el tritraje, ya estoy nervioso. No sé si es por la comida o por los nervios, pero me voy al baño. Joder que fila. Todo cristo quiere quitarse peso antes de correr.
Nos preguntamos donde están Javi, Hugo, Aitor y Rubén. No llegan y se tienen que quedar con las mochilas. Queda poco para el comienzo del tri y todos van bajando hacia el agua para calentar un poco. Nosotros seguimos esperando. Hablamos con Hugo y nos comenta que a Rubén se le ha roto el embrague (vaya putadón), pero que llegan en 5 minutos. Efectivamente, llegan corriendo a última hora, con un calentón del quince, pero a tiempo.
Llaman para la natación y sin tiempo para mojarnos, empieza el triatlón. En la natación voy bien. Me lo tomo con calma y gracias a Hektor y sus entrenamientos puedo decir que es la primera vez que nado a gusto. Son dos vueltas de 900 metros y al salir del agua la primera vez, Aitor me anima. Me vengo arriba al escucharle y vuelvo al agua de cabeza, queriendo demostrar no sé qué, porque lo único que consigo es que me dé un pequeño tirón en el isquio izquierdo. Voy nadando y pienso, “Dios que tonto eres, con haberte tirado tranquilamente…”. Cojo ritmo y sigo disfrutando. Intento nadar con técnica, pero lo que hago es desviarme más de la cuenta. Decido sacar la cabeza de vez en cuando y el problema se acaba. Al rato he terminado, pero al incorporarme para salir siento un dolor de espalda guapo, guapo.
Al salir del agua Hugo y Javi me dan ánimos y me comentan que Manu ya ha salido (por dentro pienso que menos mal que Rober no, que si no me retiro…). Voy para la carpa de la T1, me cago en las piedritas de debajo de la alfombra y me visto. Todo bien. Fin de la natación, toca disfrutar.
Salgo con la bici y el comienzo en el pueblo es un poco complicado, fuerte cuesta, mucha gente. Casi me lleva uno por delante. Eso sí, al salir del pueblo, una bajada pronunciada con curvas confirma que he hecho bien en no llevar la rueda de 3 palos. Dos ráfagas de viento me dan un susto cojonudo. “Si tengo la de palos, ya me he dado la hostia”.
Recuerdo lo que nos había dicho Fernando a la mañana: nadar con calma, en bici…. ¿Cómo era en bici? Ah, si. CON COJONES. Comienzo a pasar gente y el caso es que lo hago con mucha facilidad. Y aquí viene el problema. En lugar de pensar: ¿Por qué estás pasando a tantos?
Pienso: “Iñigo, eres una makina”. Dale fuerte que coges al primero en un momento.
Y me acoplo y le doy caña.
Pero al rato (un buen rato) viene un cruce a izquierdas y nos pega el viento de cara. Pero un viento que te cagas. Y como no tengo cuenta kilómetros, sigo dale que te pego, pensando que ya estaremos llegando. En estas me pasa uno y le pregunto: ¿Cuánto llevamos? (yo pensando que me iba a decir 60-65km), va y me dice: 35km.
Vaya bajón. ME QUEDAN 50 km CONTRA EL VIENTO!!! Andanomejodas!!! Está claro que estoy entrenado para hacer triatlones olímpicos, pero Half!
En el Km 50, subiendo una buena cuesta, pillo a Manu. Va bien, le paso, animo un poco y cuando me estoy marchando, me dice: no te exprimas!. “Tarde!”
Camino a Pamplona, se hace una fila de triatletas a los que era complicado adelantar ya que había bastantes jueces acompañándonos y no se hacía la distancia reglamentaria. Penalizan a algunos triatletas en este rato, así que decido tomármelo con más calma.
Faltan 10 km para meta y me doy cuenta de que el portabidones del acople se ha soltado. Las 4 bridas “de mierda” que le puse la noche anterior se habían roto y tengo que pedalear agarrando las barras. Soy un desastre porque realmente pensé que se podían romper, pero por no poner unas bridas verdes…. A falta de 5 km, me viene un poco de luz y meto todo (bidón y porta bidón) dentro del chaleco (que me lo había puesto por el frio) y mejoran mucho mis condiciones de pedaleo. Los últimos km de bici me sobran. Nos meten por una especie de parcelaria o camino de hormigón que me remata. No voy nada cómodo, pero llegamos a Pamplona y me llevo un alegrón.
Subo la cuesta de Santo Domingo y todo el mundo anima. Subidón. Creo que yo, Indurain y Contador estamos al mismo nivel. Dejo la bicicleta muy contento. Y empieza mi penitencia…..
Al bajarme de la bici siento un dolor en las dorsales. Joder, que mal. Me pongo a cambiarme y el speaker del triatlón decide hacerme una entrevista mientras me pongo las zapatillas de correr (pues estoy yo para entrevistas…). Me lo tomo con calma (sé que Hugo & Co creen que con demasiada calma…) y a correr.
Desde el comienzo, mal. El gemelo izquierdo me tira todo el tiempo. No tengo buenas sensaciones. Veo que toca sufrir. El circuito de pie es una bajada fuerte (muy fuerte) al río, correr por el parque, vuelta y subidón a la Plaza del Castillo. Sufro en la bajada (me confirma que mis cuádriceps están demasiado trillados) y en el parque me paro a echar un pis. Voy tirando, no muy a gusto, pero a 4.50 m/km. Tengo esperanzas en recuperarme.
En la segunda vuelta me molestan los abductores (últimamente tengo ese problema) y empiezo a hacerme trampa. “Bueno Iñigo, esto realmente era para entrenar, si quieres te puedes retirar…” Y un huevo. Luis Usatorre no me deja parar, así que decido terminar. A ver si los críos van a pensar que su padre se retira a la primera!!!
En la parte de abajo del recorrido (parque) hay una zona en la que te cruzas con los triatletas y en las segunda vuelta me cruzo con Roberto y con Manu. No calculo bien el tiempo que les llevo, pero veo que van mejor que yo. Al terminar la segunda vuelta, voy cascado, ver a la familia te da fuerzas y Hugo me dice que me lo tome con calma (mucho mas no podía hacer). Solo hay que ver la foto.
Y en esto que llegamos a la tercera y última vuelta. Tengo un as escondido en la manga: un último gel de cafeína que me tomo pensando: “con esto no me pillan ni para Dios”.
Y empiezo a correr bastante bien, sufriendo como un perro, pero aguantando, hasta que en el parque, justo antes de dar la vuelta, me da un apretón que me tengo que parar. Joder que dolor de tripa. QUE ME CAAAAAGO!
Llega Rober y me pregunta que tal, le digo que siga, que no pare. Pregunto a los de la organización si hay un baño por allí. Me dicen que no. A sufrir. Tras 2-3 minutos, parece que la cosa ha mejorado y vuelvo a correr. Por supuesto, es un espejismo. Antes del siguiente avitullamiento, otro apretón. A parar, cruzar las piernas y agarrarme a un árbol. Sudor frio, frio.
La cosa desaparece y a correr otra vez. Llega Aitor en bicicleta a darme animos. Me dice que ya falta poco y nos acercamos al comienzo de la cuesta de Santo Domingo. En ese momento Aitor me dice que se da la vuelta a ver dónde está Manu.
Y comienzo la subida de la Cuesta de Santo Domingo, rezando para que las tripas me dejen en paz y pueda llegar a meta. Pues no. Ultimo dolor de tripa y me tengo que parar. Llega Manu, que me dice a ver si quiero que lleguemos juntos. Giro al curva y pregunto a ver si hay un baño, bar o lo que sea. Me dicen que no. Pues hala, sintiéndolo mucho, al parque, allá donde suelen estar los toros en San Fermín, a quitarme el apretón. Me bajo el tritraje, me quedo en bolas y suelto el veneno que me está matando. Me limpio como puedo con unas hojas y a correr que hay que terminar el Half.
Así sí. Parece que vuelo, vuelve Aitor, me anima otro poco. Me dice que disfrute (y yo pienso, “hace un minuto….”) y entro en meta con la familia. Contento, pero jodido. Con el cuerpo molido.
Y el resumen, es que intentando ganar 5 minutos en la bici, perdí 20 corriendo. Luego recordé que según Fernando el orden era: nadar con CALMA, en la bici con CABEZA y correr con COJONES. Si no lo haces en ese orden, TE CAGAS.
A entrenar más y menos excusas!!!!!


Oso ona aitite! Denetatik ikasten da, eta hau ez da salbuezpena izango. Ala ere bukatuta eta harro egon zaitezke. Zorionak!